30.7.05

Cadenas

Me aterra la constante, y a cada paso más cercana, presencia de la amenazante muerte oculta entre finos hilos de tiempo que se enredan, poco a poco, entre mis años, con la intención de ahorcarme finalmente ante su entonces ponderante y desnuda apariencia.

Me inflijo dolor pensando en la posibilidad de ver más allá de una existencia banal, efímera y carnal que determina el límite de nuestra capacidad como entes potencialmente supremos atrapados en las celdas de nuestra vidas aboliendo el valor que sugiere la obviedad.

Pienso mi pensamiento para evadirme del yo que me sostiene firmemente tratando de objetivar mis vivencias a través del contenido de mis experiencias. Trato de expandirme en un vacío sin guía que me rechaza violentamente haciendo que me reencuentre con lo absurdo de una confinación servida ahora cual penitencia.

Aúno fuerzas para poder desatar algún día el perro guardián que llevo dentro y vigila impasible la oscura decadencia de la procesión corrupta de géneros, de espacios, de números, de falsos yo, de vida y de actos que no pueden ser otra cosa que simples actos afines al suelo y a la hora.

21.7.05

Renacimiento

Estoy atrapado en las mazmorras de la concesión. He abandonado parte de mi vida entregándosela a la "amistad". Ahora me siento afligido y el rencor se arrastra entre los barrotes y cadenas que aprisionan mi miseria. Tengo que actuar. No puedo quedarme sentado esperando la llamada esquizofrénica de mi hado. He de proyectar mi visión, establecer otra perspectiva. He de buscar entre las cenizas de mi raciocinio, limpiar mis pensamientos y descubrir así la tangente que me liberará del círculo de mi condena.

Espero a que la lucidez me invada...
... deslumbrante, comienza a emanar desde mi interior...

De entre mis carnes, propulsadas por una explosión de éxtasis, una vorágine de venas hambrientas se proyecta hacia el espacio para acabar anclándose en la aortas de todos los seres vivientes. Violando flujos sanguíneos. Saboreando la omnipresencia por tan solo un instante. Inoculándome de sabiduría hasta que todas y cada una de las palabras se convierten en seudónimos de mi nombre.
Esquivo después la muerte, de ligero, con mi conocimiento infinito, y me entrego al vuelo de Morfeo que moldea un nuevo yo con la destreza de sus alas sedosas acariciando la piel de mi esencia.

12.7.05

Conversations

He tenido la suerte de toparme, gracias a un curso sobre cine en el que tomé parte como estudiante el año pasado, con un entretenidísimo y revelador libro titulado “The Conversations: Walter Murch and the Art of Editing Film” escrito nada menos que por Michael Ondaatje, artífice de la novela llevada al cine “The English Patient”. A todo aquel que le interese la edición y el sonido y pretenda formar parte del gremio encontrará en este libro un gran revulsivo contra directores estreñidos y sobreprotectores con sus creaciones, y al que no... de darle una oportunidad... espero que le ayude a apreciar estas dos facetas claves en la creación fílmica.
El libro está estructurado en forma de conversaciones entre Murch y Ondaatje en las cuales comparten y contrastan sus visiones sobre la narrativa cinematográfica en paralelo con la literaria, el arte de la edición y la técnicas de sonorización, entre otras cosas, cargando el peso en las opiniones del experto en dichos campos, Walter Murch. No hay más que leer las diez primeras páginas del mismo para quedarse completamente prendado por el aura de sabiduría, sentido común, lógica, inteligencia, humildad, magia e incluso a veces locura que desprende este genio desconocido para el público.
Murch fue compañero de estudios de George Lucas en la UCLA, a través del cual conoció a Francis Ford Coppola. Este encuentro fue el comienzo de lo que acabaría siendo una exitosa relación profesional que empezó a cuajar en los estudios de American Zoetrope, una iniciativa de Coppola, de la cual Lucas y Murch formaban parte, con vistas al desarrollo de estrategias innovadoras en el campo cinematográfico. La factoría Zoetrope nos ha brindado, a lo largo de los años, películas del calibre de “American Graffiti”, “The Godfather”, “Apocaypse Now”, “Rumble Fish” y más recientemente “Lost in Translation”.
Otra película, menos conocida, parte del catálogo de Zoetrope es “The Conversation”, dirigida por Coppola y en la que Murch se encargó de la grabación y montaje de sonido consiguiendo con ello incrementar hasta tres las nominaciones al Oscar para la película, sobre las dos de Coppola por mejor guión y dirección. Y es en realidad de esta película y de lo gratamente que me ha sorprendido sobre lo que quería hablar.

Cuando leía a Murch en el libro de Ondaatje hablando apasionadamente sobre la edición de sonido en “The Conversation” me entraban unas ganas irrefrenables de verla inmediatamente, razón por la cual acabé por comprármela en DVD. La verdad es que no me esperaba gran cosa de la historia, mi punto de enfoque iba más bien dirigido al aprendizaje técnico (en este caso sonorización) que al entretenimiento, pero para mi gran sorpresa esta película me ha proporcionado satisfacción con respecto a ambos aspectos.
No quiero revelar mucho de la trama así que voy a hacer una muy breve sinopsis: Harry Caul es un experto en vigilancia sónica que está llevando a cabo una misión en la que tiene que grabar una conversación entre una pareja de jóvenes ejecutivos a plena luz del día en una plaza llena de gente.
El resto de la historia gira en torno a la grabación de esta conversación y las consecuencias que puede traer para los implicados. La conversación en si, por si misma, no es significativa ni parece relevante exceptuando una de las frases finales que nos da una pista sobre el carácter de la investigación aunque de un modo bastante ambiguo. A lo largo de la película, la conversación va apareciendo como si de un personaje más se tratara sobre el que vamos descubriendo secretos gracias a la aparición de nuevos datos que el desarrollo de la trama nos va proporcionando. Es curioso ver como Harry Caul por medio de la repetición de escuchas consigue acercarse más y más a la espina dorsal de su significado y como a través de las entonaciones y emociones expresadas a través de la voz descifra los estados anímicos de los personajes que le llevan a conformar una teoría sobre las palabras que habían sido habladas.
La utilización del sonido junto con la banda sonora para crear tensión y ritmo son ejemplares en esta película. Algunas de las técnicas que Murch puso en práctica durante su creación fueron en su momento pioneras en la industria del cine. No puedo evitar el imaginarme a Walter Murch trabajando cada vez que veo a Harry Caul, en su estudio (entre aparatos y tecnología de sonido), tratando de enlazar las diferentes grabaciones con partes de la conversación para crear una cinta master con la totalidad de la misma.
El hecho de que veamos todo el proceso implicado en un oficio, para la mayoría del público desconocido, es otro de los factores que hacen fascinante a esta obra. A Coppola le entusiasmaba el poder observar procesos de creación y personajes trabajando con sus manos en la gran pantalla.
Pero si hay algo que me ha sorprendido y ampliado mi visión sobre esta película es la parte de la resolución final, en la que nos damos cuenta, una vez más a través de la conversación, de la naturaleza y de las intenciones de la misma gracias a un simple cambio en la entonación y acentuación de una palabra dentro de una frase, transformando su significado con la ayuda de la asociación, que este cambio desata, a sucesos que previamente se nos habían mostrado. Me quedo sin palabras...

En definitiva, una gran película de Francis Ford Coppola impensable sin la fantástica intervención de Walter Murch que me ha inducido al replanteamiento sobre la inteligencia creativa de un director que tenía un poco olvidado y al que nunca había prestado la atención que se merece.
Y no puedo terminar sin hacer mención a la sólida y consistente interpretación de Gene Hackman como Harry Caul, actor que me había pasado hasta ahora bastante desapercibido. Como curiosidad, la aparición de un jovencísimo y atractivo Harrison Ford cuyo estatus de superstar, con carácter retroactivo, añade una dimensión extraña a la película sin llegar a desviar demasiado nuestra atención de la historia evitando el perjudicar a la misma.

6.7.05

Ghostbusters

Aquí estoy de nuevo. Y una vez más el cine me ha hecho funcionar.

Siempre me ha fascinado el cine fantástico y de ciencia ficción al igual que siempre he sentido una fuerte atracción por fenómenos inexplicables. El recuerdo de mi primera experiencia cinematográfica es en forma de extraterrestre Spielbergiano y mi primer encuentro con el mundo paranormal, de la mano de Ivan Reitman, tuvo lugar en un cine de A Coruña bajo el fabuloso título “Ghostbusters”.

A pesar de que la nostalgia juegue un papel importante en mi percepción de esta pequeña obra maestra puedo afirmar, de la forma más objetiva que esto me permite, que se ha ganado su éxito y reconocimiento a base de talento, pulso y una idea muy original.

He aquí algunas de las características que le han ayudado a formar parte de la historia del cine:

- Un buen guión, curiosamente escrito por Harold Ramis y Dan Aykroyd.
- Una maravilloso tema de Ray Parker Jr. que hoy por hoy se podría calificar como canción popular. Nominada al oscar por Mejor Canción Original.
- Diálogos lo suficientemente inteligentes y graciosos que sirven a un guión bien estructurado. Sabiendo de la mano de quien vienen me cuesta creer que hayan conseguido evitar que la película se convirtiera en un cúmulo de gags que acabaran por difuminar la historia.
- Asombrosos efectos especiales que han envejecido de manera agraciada, elaborados por un equipo de gente que había trabajado antes en películas como “Star Wars”, “Poltergeist” y “Raiders of the Lost Ark”, los cuales ganaron a la película la segunda de las dos nominaciones a los Oscar en 1985.
- Personajes bien dibujados que aunque un poco clichés en comedia funcionan.
- Hilarantes interpretaciones. A destacar las de Bill Murray, Dan Aykroyd y Rick Moranis, los tres provenientes del show cómico “Saturday Night Live” sin olvidarnos de la siempre brutal Sigourney Weaver.
- Una dirección sin lucimientos pero efectiva y a servicio de los actores que es como en una comedia debe funcionar.
- La grandiosa, alocada y fotogénica New York City que como trasfondo para la risa sobrenatural no tiene rival.

Algunos datos curiosos:

Originalmente estaba pensada en el futuro, en el espacio exterior y con diferentes compañías exterminadoras de fantasmas compitiendo por liberar al universo del fastidio de lo paranormal.

Ivan Reitman propuso a Harold Ramis como co-guionista y tercer cazafantasmas.

Las voces de Zuul (el malo del final) y Slimer (el bicho verde de los mocos) son ambas de Ivan Reitman.

Slimer fue diseñado con John Belushi de referente. Este participaba también en el “Saturday Night Live” y acabó muriendo víctima de las drogas a una temprana edad.

Escenas como la de la Biblioteca Pública de Nueva York no son fáciles de olvidar, pero para el que no la recuerde trataré de describirla brevemente: Una bibliotecaria entrada en años haciendo su camino entre estanterías llenas de libros que tras su paso comienzan a flotar en el aire e intercambiarse silenciosamente de lugar y cajones de archivos que se abren a sus espaldas y comienzan a proyectar fichas hacia el aire como si el viento se escondiese en ellos y llegara su hora de jugar.
Cuando evoco el recuerdo que tengo de la misma siendo pequeño se me ponen los pelos de punta solo de pensar en estar en en lugar de la pobre y entrañable bibliotecaria que nos conduce a través de los magnificentes y atmosféricos pasillos dejando tras su paso un rastro de actividad paranormal.
Reanalizando la misma escena tras un reciente visionado no puedo evitar pensar en la genialidad y comicidad de la situación que me remonta a mis años de colegio cuando los profesores vueltos contra el encerado eran objeto de silenciosas mofas y burlas por parte del alumnado.

Más adelante, en la segunda escena de la biblioteca, nos encontramos con la bibliotecaria en shock, tumbada encima de una de las mesas de lectura (si no recuerdo mal) y al Doctor Venkman (Bill Murray) haciendole una serie de preguntas de carácter “formal”.

VENKMAN
(to the old woman)
All right, miss. Have you or has any member
of your family ever been diagnosed
schizophrenic or mentally incompetent?

LIBRARIAN
Well, my uncle thought he was St. Jerome.

VENKMAN
(looks at Stantz)
I'll call that a big "yes."
(to the old woman)
Do you yourself habitually use drugs,
stimulants or alcohol?

LIBRARIAN
No.

VENKMAN
I thought not. And one last thing. Are you
currently menstruating?

HEAD LIBRARIAN
(shocked)
What's that got to do with it?

VENKMAN
(snaps)
Back off, man! I'm a scientist!

Y todo esto habiéndonos enterado, en la escena anterior, de la incompetencia del doctor Venkman como científico y el enfoque de sus dudosas cualidades como tal hacia el arte del ligoteo. Simplemente excepcional.

Os recomiendo a todos que la volváis a ver. No tiene desperdicio. Un equilibrio perfecto entre comedia y ficción sobrenatural, nada fácil de conseguir y sino que se lo pregunten a Ivan Reitman que en el 2001 lo volvió a intentar con "Evolution" la cual, desgraciadamente para él, no consiguió ni una centésima parte del éxito que arropó a “Cazafantasmas” en 1984.

Todavía queda pendiente el comentario que prometí de "Primer", esa compleja e intrincada historia que no se si algún día llegaré a comprender. Hasta entonces prefiero mantenerme al margen.