19.8.05

Querida Wendy,

Te escribo esta carta para poder liberarme del peso que mis sentimientos por ti generan en el desván de mi obsesión. Te escribo para decirte que nuestro primer y único encuentro ha calado tan hondo en mi que nunca te podré olvidar. Te escribo para que sepas que te quiero, te adoro y te respeto por tu fantasía, tu belleza y tu extraña realidad.


Dick es un adolescente sin madre que vive en un pequeño pueblo minero en Estados Unidos y trabaja en un supermercado de barrio situado en la misma plaza en la que reside. Con el motivo del cumpleaños de otro adolescente del pueblo, Dick compra un arma (supuestamente de juguete) en la tienda de regalos de la plaza que nunca llegará a entregar a su inicialmente intencionado destinatario final. Un día en el trabajo, a Dick se le cae la pistola enfrente de su compañero que, resultando ser un experto en el tema, le revela la autenticidad de la pieza. A partir de ese momento especial, comienza a forjarse entre ellos una amistad fundamentada en la admiración que ambos sienten por las armas. Con el tiempo deciden crear un club, “The Dandies”, del que pasarán a formar parte los adolescentes perdedores del pueblo, regido por una serie de estrictas normas de conducta a través del cual promulgan, entre ellos, el pacifismo con una reserva muy particular: el uso y la posesión de sus preciados objetos de deseo.

“Dear Wendy” es la nueva recién nacida de uno de los padres más transgresores y originales del panorama cinematográfico actual, Lars Von Trier, que en este caso solo se ha encargado de dar a luz, cediéndole el privilegio de criarla a uno de sus mejores amigos y co-fundador junto con él del movimiento Dogma, Thomas Vinterberg.

Otra vez más, muy lejos de dicho movimiento y con poca ansia por retomar sus principios, Von Trier invade nuestras mentes con su ya característico hiper-realismo llevado al terreno del estudio sociológico, a través de su visión externa (en palabras del propio director: “alterada por los medios”) de una U.S.A. única, absurda, despiadada y feroz.
De nuevo, al igual que en “Dogville”, el establecimiento de unas normas de conducta y moral paralelas a las de una sociedad representada por una comunidad pobre y aislada conforman la esencia de la historia. El rechazo a lo establecido y predominante, que no lo mejor y casi siempre lo más aburrido, le sirve a Von Trier como propulsor de una alternativa - realmente alternativa en esta ocasión - en donde la estilización; que abarca conceptos, personajes, imagen y selección musical (proceso del que obviamente Vinterberg siendo el director participa) funciona como espina dorsal de un declaración “cool” que nos hace comprender y acercarnos al núcleo de la fascinación humana por las armas de fuego a todos aquellos que nunca hemos llegado a experimentarla en el mundo real. En lo que a mi respecta, no pude sino rendirme por completo ante la perfecta combinación que supone la música de “The Zombies”, las armas con solera y la estética neo-victoriana junto con pequeños extractos de las poses y valores refinados característicos de los precursores del esnobismo: los Dandies.

Lars Von Trier es un director que siempre ha mostrado interés en la conducta y comportamientos humanos sentando las bases de sus intensos análisis socio-culturales con “Idioterne” en la que ya aparece el concepto de grupo, pequeña comunidad o mini-sociedad regido por unas normas internas, establecidas en su mayoría por una figura líder, a las que sus componentes se someten con la esperanza de alcanzar un cierto estado de iluminación tras el cual conseguirán la liberación de lo banal cobrando un cierto grado de significación. Para exponerlo de modo más sencillo: pseudo-sectas intelectuales. Este patrón se repite en “Dogville” (probablemente también lo haga en “Manderlay” y Wasington”), de nuevo en “Dear Wendy” y en la vida real como precursor de todo ello con la creación del famoso Dogma. Porque, qué es el Dogma más que un pequeño grupo con un claro líder y una serie de normas internas a través de las cuales se busca una liberación del “fascismo de carácter capitalista” establecido con respecto a la forma de crear del cine moderno? Y es precisamente esto una de las cosas que más me fascinan de este director. Ese ansia por diferenciarse de lo establecido, ese espíritu alternativo, esa inquietud filosófica, ese estudio del carácter revolucionario humano. Porque Von Trier no nos habla en estas películas sobre personas en particular, nos habla sobre la evolución e imperfección del sistema de organización social a través de la pequeña revolución de esas personas en particular. Y es en “Dear Wendy” (de entre sus creaciones aquí mencionadas) donde podemos encontrar el más claro ejemplo de la figura humana como protagonista desglosada a través de personajes, poco trabajados - si cabe - a nivel individual, entre los que se establece una dinámica de grupo con un fin común intentando así representar la esencia rebelde e inconformista de una parte de la sociedad actual en contraposición a la parte opuesta y mayoritaria de la misma.

18.8.05

De pelicula

Espero con impaciencia la nueva creación de un imaginero con talento sin igual.
La nueva película de Terry Gilliam nos lleva, nada más y nada menos, que al mundo de los hermanos Grimm. Y las chispas iluminan la oscura estancia, y a mi ya me ha atrapado. Los cuentos que se encargaron de añadir magia a mi infancia a través de la visión brillante del director que dió vida al Barón de Munchausen!
Esto no es sólo cine, es una experiencia trascendental a través de la cual nos acercaremos como nunca antes lo habíamos hecho a una parte de nuestro pasado sin olvidarnos de nuestro yo presente.

Algunos de los posters:


...el comercial


...el cómico-mágico. Más estilo Gilliam.