19.9.05

Last Days


Para todo aquel que todavía no esté al tanto de mi inminente regreso (y le interese), hoy anuncio el comienzo de mis últimos días en Londres.
Dentro de una semana y media, si es que encontramos piso, me hallaré de vuelta en España y medio perdido por la Meseta Central - de Valladolid a Madrid - pues la tarifa aérea hasta esta primera localidad es mucho más económica: unas meras £15.
Y ya en la capital a buscar trabajo, a tiempo parcial, para poder pagarme los estudios y el piso. Complicadilla la cosa. En estos casos hay que recurrir a la ayuda familiar...
Y sí, por fin! Voy a estudiar cine. Para ser más concreto: Diplomatura de Dirección Cinematográfica en NIC Instituto del Cine de Madrid.

14.9.05

Last Days

Mi última incursión cinematográfica ha venido de la mano de Gus Van Sant. Como parte de una trilogía sobre la muerte, en “Last Days” se nos otorgan los últimos días de Blake, un músico de gran éxito comercial incapaz de llenar un vacío existencial que le absorbe y por lo cual acaba cometiendo suicidio. Obviamente el personaje está basado en la figura de Kurt Cobain, aunque los sucesos de esos últimos días en la vida del cantante no tengan mucho que ver con la trama de la película.

Es probable que estemos asistiendo al nacimiento de un nuevo subgénero cinematográfico en el que el previo conocimiento de la resolución de los sucesos contados, por parte del espectador, debido a su anterior exposición mediática, permite al director grandes licencias a la hora de estructurar y malear la historia. Nos encontramos aquí ante un realismo simulado y manipulado que catapulta nuestra capacidad voyeur hasta límites insospechados sumergiéndonos en la vida de los personajes, incluso llegando a hacernos creer que estamos presenciando acontecimientos reales. Todo esto lo consigue Van Sant a través de un lirismo arrollador obtenido a través de la observación de actos sin importancia (incluso absurdos en ocasiones), momentos íntimos y sucesos cotidianos que de cualquier otra manera no tendrían cabida en una pantalla de cine. Cualidades a tener en cuenta son la maravillosa fotografía acompañada de una oportunísima selección musical, el diseño de sonido y una brillante dirección que nos encamina hacia al encuentro con el interior de sus protagonistas.

En el caso en particular de “Last Days”, en ningún momento se nos permite como espectadores sentirnos identificados con la figura de Blake. Simplemente se nos muestra en plena decadencia, al igual que la casa en la que habita, incapaz de comunicarse con los individuos que conforman su entorno y murmurando reflexiones poco inteligibles que acentúan su atrincheramiento mental. Van Sant utiliza para ello planos medios y generales en los que difícilmente podemos encontrarnos con la mirada del protagonista para crear esa sensación de separación que consigue desvincularnos de sus emociones y evitar que sintamos la desgracia del mismo. De pronto nos encontramos como observadores invisibles en una persecución pasiva durante la cual, conscientes del inevitable final, dejamos de lado nuestra ansia por juzgar y nos inmiscuimos poco a poco en el estado mental de Blake. Lo acompañamos en su viaje “trascendental”, en su rendición a la muerte y su anestesiada y vagante espera por la liberación final.

Esto es a lo que yo llamo “utilización inteligente del poder mediático”, la apropiación de la imagen de un ídolo moderno para crear una interpretación libre en la que se nos muestra la parte final de un proceso de autodestrucción humano. Porque aunque muchos quieran creer que la película es sobre Kurt Cobain y sea inevitable pensar en su figura mientras presenciamos los devaneos de Michael Pitt por la pantalla, nada más lejos de la realidad. He aquí el gran acierto y donde reside la gran fuerza de esta obra. Al igual que en “Gerry” y en “Elephant”, Gus Van Sant, utiliza un acontecimiento real que causó en su tiempo una conmoción colectiva como inspiración para el desarrollo de la “historia” que nos quiere contar. Y digo historia entre comillas, porque ante esta trilogía nos enfrentamos más a un mundo de sensaciones que evocan el estado mental de los protagonistas y nos permiten adivinar el motivo de sus actos que a la más establecida y extendida forma de construir personajes a través de una trama bien definida gracias a la cual podemos observar el progresivo crecimiento de los mismos. Y es precisamente por culpa del aferramiento radical de muchos críticos a este estándar y por el acomodamiento del público a una fórmula concreta por lo que Last Days nunca será una película de masas. Algo de lo que, al contrario de lo que muchos puedan pensar, en este caso la obra se beneficia cobrando más fuerza como una declaración de puro espíritu indie que refleja la esencia de su contenido a través de una auto-limitación de carácter popular.

13.9.05

A matter of taste

El otro día, gracias a Juan, me di cuenta de que probablemente la mayoría de la gente que leéis mi blog lo estáis haciendo bajo "la influencia distorsionadora de Windows". Me explico. Cuando elegí la tipografía que iba a utilizar en el diseño nunca tuve en cuenta que la "Helvetica" es una fuente de sistema incluida en MacOs pero no en Windows y que como tipografía alternativa tenía seleccionada cualquiera con serif. Pues bien, a partir de hoy podréis apreciar la versión más parecida posible en lo referente a mi selección tipográfica inicial. He introducido la "Arial" como fuente principal, incorporada por defecto en Windows y la más cercana o parecida a la maravillosa y cuasi-perfecta "Helvetica".